27/12/05

EL CLAROSCURO SENTIMIENTO QUE GENERAN LAS FIESTAS *

 
EL CLAROSCURO SENTIMIENTO QUE GENERAN LAS FIESTAS

  • En cada fiesta se generan sentimientos muchas veces positivos o negativos-Elementos del pasado vienen a la mente y nos acosan • El futuro genera esperanzas, que nos permiten seguir adelante en la vida • Los incalculables valores de la familia y los verdaderos amigos son la clave de salir airosos.
La palabra “fiesta” posee para cada individuo una significación particular. Con esto se pretende resaltar que el sentido que les damos a las mismas dependerá de una sumatoria incalculable de eventos pasados, presentes o futuros, que repercuten sobre el estado de ánimo, tanto sea para bien, como para mal, generando un sentimiento claroscuro, puesto que surge de la combinación de estos aspectos positivos o negativos. No hay que limitarse a pensar que este término solamente se aplica para designar festividades propias de cada religión o cultura, sino que se usa para todo evento en el que la sociedad “manda”, por sus costumbres adquiridas, celebrar. Es interesante el hecho de recalcar que de cultura a cultura, y de religión a religión, el espectro de celebraciones cambie o se modifique, pero muchas veces el verdadero trasfondo de las mismas, o más bien su verdadero sentido sigue siendo el mismo.

El sentimiento de soledad que acosa tantas veces al hombre en su vida, se hace más evidente para esas fechas. Uno puede verse más o menos solo en este mundo, todo dependerá de como se encuentre armado frente a las pérdidas propias de la existencia humana. En estas festividades siempre aparecen sentimientos de soledad o de pequeñez frente a este vasto universo.

Por el lado contrario, sentimientos de euforia o felicidad se generan para la mayor cercanía de figuras especiales y queridas. Una manera un poco arbitraria de analizar el fenómeno de las festividades es dividirlas en las ideas que se nos presentan sobre el pasado, el presente y el futuro, y su relación directa con nuestros lazos afectivos, como ser la familia y los amigos verdaderos.

PASADO

Cuando se llega al esperado o inevitable día de la fiesta, el mismísimo hecho de llegar, implica la pérdida de una expectativa sobre ella, de una fantasía buena o mala, de un deseo. Esta pérdida de puede transformar en positiva o negativa, dependiendo del sentido que le demos a la festividad.

De forma consciente o inconsciente se recuerdan o reeditan hechos, figuras, u ocasiones del pasado. Estos pueden resultar angustiosos o felices, tales como el recuerdo de un ser querido ya fallecido, el recuerdo de amigos que ya no están, la soledad propia de la vida, entre un sinnúmero de pensamientos. Muchas de estas ocasiones implican revivir hechos del pasado más que del presente, y este “vivir en el pasado” nos impide vivir el presente.

Hay que rescatar que se debe intentar festejar las fiestas en forma tal que toda la sumatoria de eventos o sucesos del pasado que se reeditan, permitan que se logre un balance positivo. Sin esto mismo, en cada uno de estos sucesos recaeremos en pensamientos oscuros o pesimistas, y en vez de festejar, seguiremos viviendo duelos pasados, que en realidad no son tan pasados como aparentan.

Seres amados y perdidos por riñas, desunión, alejamiento, fallecimiento... Todos ellos vienen a nuestra mente en estos momentos, que como dice el nombre deberían ser “fiestas”, y por el contrario se convierten en la prolongación o re edición de un duelo que nunca termina. Esta sociedad tan desarmada o líquida, en la que las uniones vinculares se están perdiendo, provoca que cada vez más las fiestas dejen de ser fiestas.


LA FAMILIA Y LOS VERDADEROS AMIGOS

Los grandes valores de la familia y la amistad verdadera permiten que los sentimientos claroscuros de las fiestas se disuelvan y se consiga de esta forma tornar este claroscuro en algo nítido, luminoso, tal cual es el cielo nocturno de las importantes celebraciones, en el que vuelan interminables fuegos artificiales de los coloridos más bellos. No todas las personas nos despiertan el mismo sentimiento. En la vida vamos eligiendo seres queridos y especiales que nos hacen sentir bien, nos dan fuerzas para ser mejores personas. El adjetivo “especiales” implica muchas cosas que cada uno ve en la persona amada, y cada ser humano posee pocos de estos seres especiales durante su existencia. Más que una elección de seres especiales, se podría calificar de una sensación, de tipo visceral, imposible de poner en palabras, y no limitada por la dimensión del tiempo, que nos hace percibir, no sabemos como, que el que tenemos frente nuestro es especial.

Como ya muchos argumentan, nuestra sociedad actual ha ido perdiendo valores fundamentales y necesarios de unidad de familia y amistad verdadera, uniones sólidas y no etéreas, como son por desgracia la mayoría actualmente. Es una corrosión social que ataca los cimientos propios del ser humano, ya que esos cimientos o fundamentos nos permiten circular de una manera más segura y humana en este mundo de inseguridades continuas. Las afectividades son elementos esenciales en la vida humana, y es por eso del peligro en el que estamos cayendo en esta “modernidad líquida”.

La clave para salir con un balance positivo en las fiestas y en muchas ocasiones, es lograr sostenerse en estos valores del amor y la unidad, que no tienen fronteras materiales ni temporales.

FUTURO

Una vez que la festividad ha concluido, o durante la duración de la misma, se cae inevitablemente en pensamientos sobre el futuro próximo o lejano, estando estos cargados tanto de afectos positivos y placenteros, como de los contrarios. La incertidumbre hacia el futuro, nos pude generar cierta cuota de angustia. Por el contrario los deseos sobre el futuro no podrán dar más fuerzas para enfrentar las adversidades y luchar por concretarlos de un modo ordenado.

Las esperanzas sobre el futuro son las que nos fortalecen más. Sin esperanzas y deseos nuestro ser se paraliza, y se limita a vivir una temporalidad limitada al presente o al pasado.

¿CÓMO SE DEBERÍA ENCARARLAS?

La mejor manera, a mi manera de ver, de encarar las fiestas de cualquier índole, es tratando de aunar todos los elementos del pasado, presente y futuro, sin descuidar ninguno, y darles el valor real que se merecen. La compañía por parte de seres especiales y queridos nos ayudará en esta tarea no tan sencilla como aparenta en unas simples palabras. Cada persona sabrá qué peso darle a cada elemento, pero los afectos son los más importante. Las esperanzas son otro aspecto que no hay que descuidar jamás, pues sin ellas nuestro ser interno ser marchitaría.

Hay que comenzar a entender que en el pasaje por la vida lo que seguramente nos podremos llevar o también dejar, son nuestros afectos y vínculos sólidos, materializados en personas queridas producto de nuestro amor por la vida. Si en las fiestas podemos darnos cuenta de ello, las veremos desde otro ángulo y las podremos apreciar más. Para culminar, yo diría que los vínculos sólidos que tengamos en la vida, son la clave, pero no solamente en las fiestas, sino en toda nuestra recorrido por este mundo.

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